Eléctrico, híbrido, combustión interna, 4 o 2 ruedas, sin dilemas: ¡Leasing!

¿Es posible que se haya estropeado el sistema eléctrico?

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Las últimas semanas han sido un torbellino de noticias sobre movilidad .

Nos dicen que los coches eléctricos están en racha. Luego se paraliza. Se dice que Tesla pasa apuros en bolsa y que se ve obligada a bajar aún más sus precios para resistir a una poderosa industria automovilística china decidida a llevarse todas las apuestas. Luego, la cotización de Tesla sube gracias a un anuncio estratégico sobre su desarrollo tecnológico.

‍ ¿Elfin de las primas y los incentivos explicaría esta agitación? ¿Podría ser? En cualquier caso, la gasolina está resurgiendo y el diésel no ha dicho su última palabra para los coches nuevos. Hay que decir que, para un modelo equivalente, algunos compactos diesel pueden ser tan económicos como un híbrido, sin dejar de emitir un nivel de CO2 real muy relevante.

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Arrendadores al rescate

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Los mercados están tan agitados que las empresas de arrendamiento financiero siguen desconcertadas con los valores residuales que deben aplicar a sus contratos. De hecho, se les acusa de no jugar el juego. Todo lo contrario. Es porque el mercado es inestable por lo que tienen que seguir siendo prudentes y no asumir todos los riesgos que sólo ellas quieren evaluar y asumir. Este fenómeno es aún más difícil de gestionar cuando el legislador es especialmente versátil y creativo en materia de fiscalidad.

En el plano industrial, aunque la crisis de los semiconductores parece remitir (la del transporte no ha terminado realmente), la volatilidad del mercado sigue poniendo muy nerviosos a los fabricantes . Los precios y las configuraciones de los vehículos apenas se han reevaluado, y cambian a un ritmo que dificulta la realización de pedidos. En resumen, ya no sabemos de qué santo fiarnos.

En París, nos dicen que los coches se han convertido en una minoría. Hay que decir que el Ayuntamiento ha emprendido una guerra sin cuartel contra ellos, aunque sea ignorando toda coordinación en materia de obras, planes de tráfico e incluso política, porque después de ofrecer aparcamiento gratuito a los coches eléctricos, ahora quiere prohibirles aparcar por su forma o peso. En definitiva, tenemos derecho a conducir pero no a aparcar (una cierta visión de la política del caos para conseguir sus fines, sin duda).

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4, 2 ruedas, combustión interna, eléctrico... ¡vaya dilema!

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Lo cierto es que, a la hora de renovar sus vehículos, los gestores de flotas o empresas se ven en apuros para elegir.

Por lo que a mí respecta, siempre he preferido los vehículos de 2 ruedas de gran cilindrada . En algunos años, he recorrido hasta 30.000 km con este tipo de vehículo. Siempre he pensado que me ofrecía una facilidad de uso inigualable(tráfico, aparcamiento, placer también), pero mis necesidades están cambiando.

En los últimos meses, mis actividades me han llevado a viajar de una manera diferente. Mis destinos son más irregulares. Estoy regularmente en París. Muy a menudo en Marsella y Aix, pero también en Lyon y Toulouse. De vez en cuando, también viajo a la región de Hauts de France, al Este y al Oeste. Así, he pasado de trayectos medios regulares de varias decenas de kilómetros a trayectos de algunos kilómetros o incluso de varios centenares. En este contexto, los trayectos más cortos podrían beneficiarse de que me pasara a un vehículo de dos ruedas más pequeño, ¿y por qué no eléctrico? Para los trayectos más largos, el transporte público es la respuesta para evitar la fatiga y los riesgos. Para los desplazamientos cotidianos en zonas urbanizadas, el transporte público en autobús y metro también es muy útil si la densidad es suficiente. La bicicleta me atrae, pero aún no me he decidido. Tendré que intentarlo. Y también en este ámbito, las posibilidades en cuanto a modelo, autonomía, facilidad de uso y potencia son increíbles.

También soy consciente de que mis desplazamientos actuales no están grabados en piedra, sino que tienen que adaptarse a la variedad de mis actividades.

Además, una reciente operación menor de cadera (y sí, ya no tengo 20 años) me ha llevado a reconsiderar el peso de mi magnífica máquina. Así que, como puedes ver, me encuentro en un dilema.

 Como puede ver, utilizo la movilidad multimodal a diario, con necesidades y usos que pueden cambiar rápidamente.

El leasing, ya sea a largo plazo, con opción de compra o incluso a medio plazo, es sin duda una solución para mí, tanto por el tipo de vehículo como por el tipo de motor. El leasing aligera mi balance y reduce mi deuda. Conservo mi tesorería para inversiones más estratégicas.

Con el leasing con servicios completos, puedo elegir los servicios que me harán la vida más fácil, como asistencia, mantenimiento, sustitución de neumáticos, cobertura por pérdida financiera y/o seguro, y muchos más. Puedo modificar a voluntad la duración y las condiciones de kilometraje si conduzco menos o más, o reducir la duración de mi contrato porque el vehículo elegido ya no me conviene.

Pero, ¿con quién contactar? Tengo una buena idea. Anylease ya tiene la suerte de contar entre sus clientes con fabricantes de motos, bicicletas y coches (incluidos los pequeños), y además disponen de un software especialmente relevante 😉 para establecer tarifas y comparativas adhoc y gestionar mis contratos de alquiler de principio a fin, hasta el siguiente pedido.

Entonces, ¿eléctrico, híbrido, gasolina o incluso diésel? 4 o 2 ruedas. No hay dilema: ¡leasing!

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